La depresión es la primera causa mundial de la discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga general de morbilidad:
Se calcula que más de 300 millones de personas son afectadas por la depresión.
Afecta a más mujeres que hombres.
En el peor de los casos puede llegar al suicidio.
En todos los países de todo tipo de ingresos, las personas con depresión no son correctamente diagnosticadas, mientras que otras que en realidad no la padecen son diagnosticadas erróneamente y tratadas con antidepresivos.
Aunque existen tratamientos eficaces más de la mitad de los afectados no lo recibirá.
Entre la falta de recursos económicos, la poca disponibilidad del personal sanitario capacitado, una evaluación clínica inexacta y la estigmatización de los trastornos mentales, quienes padecen por este malestar, experimentan un terrible estado de desolación.
¿Qué es la Depresión?
La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Se caracteriza por repetidos episodios de tristeza, ánimo deprimido, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, aunado a una reducción de la energía. A su vez la depresión puede generar más estrés y disfunción, empeorando la situación vital de la persona afectada.
Existen tratamientos eficaces para la depresión, terapia cognitiva conductual, psicoterapia, psicoanálisis o medicamentos antidepresivos. Las posibilidades de llevar a cabo uno u otro tipo de intervención estarán en función a la disponibilidad, los conocimientos y/o las preferencias individuales conocimientos.
El sufrimiento, la imperfección, la senilidad, la descomposición, esas son las verdades que pueden verse desde el punto de vista de la depresión. Sigmund Freud en su texto "Duelo y la melancolía (1915)" se encargo de exponer las diferencias entre un proceso natural en la vida como lo es el duelo frente a uno no natural el estado melancólico:
"El duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdida de ya persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc. A raíz de idénticas influencias, en muchas personas se observa, en lugar de duelo, melancolía (y por eso sospechamos en ellas una disposición enfermiza).
Cosa muy digna de notarse, además, es que a pesar de que el duelo trae consigo graves desviaciones de la conducta normal en la vida, nunca se nos ocurre considerarlo un estado patológico ni remitirlo al médico para su tratamiento. Confiamos en que pasado un tiempo se lo superará, y juzgamos inoportuno y aún dañino perturbarlo.
A raíz de idénticas influencias la melancolía se singulariza en lo anímico por una desazón profundamente dolida, una cancelación por el mundo exterior, la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en auto reproches y autodenigraciones y se extrema una delirante expectativa de castigo. Este cuadro se aproxima a nuestra comprensión su consideramos que el duelo muestra los mismos rasgos, excepto uno; falta en él la perturbación del sentimiento de sí."
Es del sufrimiento que experimentan quienes padecen depresión (antes melancolía) de lo que se encarga el Psicoanálisis. Aliviar al paciente de su sufrimiento y sanar el síntoma que lo oprime, es el trabajo que realizamos en el espacio de psicoterapia.
No para reinstalar la norma universal en el comportamiento del o de la paciente, sino como escribió Felix Guattari en su libro Caosmosis: "para ayudarlo a volverse consciente de su ser y darle la habilidad de estar en buenos términos con él y sus posibilidades concretas."
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