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La experiencia del sufrimiento


Hablar de nuestro sufrimiento significa poner en palabras todo aquello que en algún momento nos llevó a sentir dolor y pena. Implica también, la necesidad de desarrollar la consciencia para comprender el por qué sufrimos.


Cada uno de nosotros elige (inconscientemente) una manera particular de experimentar el sufrimiento.


Nadie sufre de la misma manera. Por más que intentemos equiparar experiencias; cada cuerpo, cada ser, es único. Lo es también la forma en que procesamos nuestro dolor.



A nivel corporal esta forma se relaciona con el temperamento, es decir, la carga genética con la que llegamos al mundo para enfrentarnos a los estímulos externos. La tolerancia que cada uno de nosotros posee para hacer frente a los eventos que nos causan estrés y sufrimiento es individual.

Es esta diferencia la que explica el por qué; de dos bebitos en un mismo ambiente ruidoso, uno pueda dormir plácidamente mientras que el otro, llora inconsolablemente.


Al igual que el cuerpo, nuestra psique tiene maneras distintas de enfrentarse a los estímulos externos que pueden o no, conducirnos a sentir dolor.


Cuando hablamos de dolor es necesario distinguir entre el inherente a la vida, como el que experimentamos al nacer, crecer, vivir pérdidas, enfermar, fracasar, etc. Y el sufrimiento nocivo, asociado a un monto de dolor tal, que obliga a nuestra psique a defenderse de perder el equilibro.



Estas defensas son unas de las principales fuentes de sufrimiento. Sufrimos cuando la realidad que experimentamos es intolerable y el monto de dolor que sentimos obliga a nuestra psique a desconectarse de nuestro ser, haciéndonos imposible disfrutar de nuestra vida, afectando nuestra capacidad para amar, de trabajar y de vivir nuestra sexualidad con plenitud.


La depresión, los desórdenes alimenticios, las adicciones, la ansiedad, los ataques de pánico, la melancolía, los arranques de ira, las fobias, el trastorno obsesivo compulsivo, etc., son algunos de los síntomas que nos llevan a instalarnos en el sufrimiento.


Es importante mencionar que nadie sufre porque quiere. Todos y cada uno de nosotros hace lo que puede con los recursos a nuestra disposición (temperamento y estructura psíquica).


En algunas ocasiones necesitaremos de los síntomas para poder transitar los períodos dolorosos de nuestra vida. Pero, también llegará un momento en el que tendremos que elegir (conscientemente) despedirnos de ellos para seguir adelante.





La psicoterapia psicoanalítica es un espacio que fue creado para liberarse del dolor y el sufrimiento, no de los que forman parte de la vida, sino de aquellos que nos son singulares, los que creamos (incoscientemente) y fuimos configurando a lo largo de la vida. Poner en palabras aquello que un día nos ocasionó dolor, es una forma de sanar y de ganarse la oportunidad de experimentar una mejor vida.


Mejor, porque ésta ha sido creada para experimentarse con dignidad y autenticidad. Con un cuerpo y una consciencia capaces de sentir y de amar. Amándonos, primero a nosotros mismos para así, poder amar a los demás.


A ti que estás leyendo, te doy las gracias por tu tiempo y antes de despedirnos comparto contigo, las palabras de uno de mis poetas favoritos:


“Deja que todo te pase, la belleza y el terror.

Solo sigue adelante. Ningún sentimiento es definitivo”.

Rainer Maria Rilke


Nada es para siempre. Si estás sufriendo, recuerda que puedes pedir ayuda.

Amor Infinito.

Sat Puran Kaur


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